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Comenzamos como una agencia de viajes convencional hace más de 20 años, pero siempre nos apasionó ofrecer algo más personalizado. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó con la pandemia del COVID-19.

Cuando el turismo se paralizó, nos enfrentamos a una decisión crucial: conformarnos con el modelo tradicional o reinventarnos. Elegimos la segunda opción. Invertimos ese tiempo en especialización profunda, centrándonos en los destinos asiáticos que más nos apasionaban: Japón, Vietnam, Indonesia, Sri Lanka.
Decidimos que, si íbamos a sobrevivir, sería ofreciendo un valor único: viajes verdaderamente personalizados con atención continua, donde el cliente pudiera disfrutar sin preocupaciones. Dejamos de competir con las grandes agencias generalistas y nos enfocamos en lo que hacíamos mejor: crear experiencias a medida con soporte 24/7.

La transformación dio frutos. Nuestros primeros clientes post-pandemia regresaron maravillados no solo por el viaje en sí, sino por la tranquilidad de tener siempre a alguien disponible para cualquier imprevisto. Descubrimos que nuestro verdadero valor no estaba en vender viajes, sino en ofrecer paz mental.

Esta historia personal establece una conexión emocional con el cliente, mostrando vulnerabilidad (la crisis del COVID) y superación. Refuerza la credibilidad al explicar el origen de su especialización y presenta la «epifanía» que llevó a su modelo de negocio actual, enfatizando que nació de una experiencia real.